Lo confieso: estaba esperando que saltara la notificación en mi móvil de que las cuotas para este partido ya habían salido.

El cuadro de los SA Spurs me dejó atónito el otro día. No tanto la reacción que tuvieron los Warriors, sino la forma en que los propios Spurs fueron abriendo su fosa, tejiendo su maraña de errores y malas decisiones.

Por tanto, más allá de que tenga o no mérito lo de Curry y CIA, el partido lo perdió SA Spurs por mucha torpeza propia.

En esta ocasión, la cosa cambia y salen de la comodidad de su hogar a intentar profanar una de las canchas más difíciles. Por lo menos, a estas horas.

Y es que nadie pudo quedarse indiferente ante lo que Russell Westbrook hizo hace par de noches. La forma endiablada en que jugó al baloncesto hizo a más de uno recordar aquellos años mozos de estrellas fulgurantes. Y es eso, precisamente: Westbrook está encaminado y no hay quien lo pare. Su equipo se contagia de su juego veloz con suculenta facilidad.

Tan suculenta que no veo por donde un equipo como los SA Spurs, que jugaron tan mal con ventaja, que se pusieron nerviosos a pesar de que llevaban más puntos que el rival, y cuya propuesta es que Leonard pare a Russell, no veo por dónde puedan detener a un cielo que ya comienza a llenarse de truenos (thunders).