Te dejo un interesante artículo de Juan Luis Barbero
http://www.showboat.es/12.htmlUn druida en TexasUn verano prometedor que se tornaba en tórrida pesadilla, con los Dallas Mavericks saliendo escaldados de affaire DeAndre Jordan, parecía abocar a un tanking indiscriminado al equipo de Cuban. Muchos analistas situaron a los Mavs en los vagones de cola de la Conferencia Oeste, olvidando que, pese a las salidas de Monta Ellis y Tyson Chandler (capitales ambos el curso pasado), un druida de Massachussets y un cañonero de Wurzburg continuaban rigiendo los destinos de la tropa.
En los 7 años de Rick Carlisle en el banquillo, los Mavericks han afrontado diversas reinvenciones sin bajar nunca del 50% de registro victorias-derrotas (y apeándose una única vez del tren de los playoffs). Pero esta temporada llegaba el más difícil todavía, con un róster entrado en años, trufado de jugadores tratando de reinventar sus carreras tras lesiones (Matthews, Williams, Parsons), pseudo profesionales (Felton, McGee) y sin protectores de aro de valía contrastada. Tocaba que el druida innovara con nuevos trucos, en busca de una pócima milagrosa capaz de hacer del equipo un bloque competitivo. Y Mr Carlisle ha vuelto a maravillarnos...
La llegada de uno de los mayores expertos del planeta basket en el noble arte de poner bloqueos de calidad (el georgiano Zaza Pachulia, que está completando la mejor campaña de su carrera) empujó al coach hacia el uso masivo de dicha suerte para evitar en lo posible un desplome en la excelencia ofensiva sostenida por el equipo durante los últimos años: Dallas se sitúa en la mitad de la NBA si hablamos de eficiencia en ataque, con 102.2 puntos producidos por cada 100 posesiones. Haciendo coincidir a multitud de tiradores más que decentes en el quinteto (Dirk, Matthews, D-Will, Parsons, Felton...) se logra además generar una de las situaciones más temidas por cualquier engranaje defensivo: aquella en la que un tirador coloca el bloqueo alto a otro tirador. Los Mavs 15/16 son un jump shooting team en toda regla, con Nowitzki prorrogando además su clínic eterno en jugadas de pick&pop. 28.3 puntos por partido generados desde la línea de 3 (6ºs NBA), para compensar el erial de recursos en la pintura (38 puntos, 26ºs NBA).
Solucionados los problemas en pista rival, tocaba acudir a los de la propia, tan preocupantes o más. Sin protección interior (Nowitzki y Pachulia como pareja en la zona) ni capacidad reboteadora (25º equipo de la liga en capturas totales, 28º en rebotes ofensivos), la solución parecía clara: renunciar a cargar el aro rival, para evitar desorganizar una defensa con problemas de base a la hora de correr hacia atrás, derivados de la veteranía de sus puntales. Sumando a la marmita un énfasis brutal en el cuidado de la pelota naranja (12.7 balones perdidos por noche, los que menos de toda la NBA, para cercenar los contraataques) y un engranaje coral obsesionado con evitar que el rival de turno llegue hasta las cercanías de aro (aunque ello conlleve desatender en ocasiones la línea de 3 puntos, el clásico cuento de la manta que tapa la cabeza y desprotege los pies), Carlisle logra contra todo pronóstico que su tropa defienda dignamente, y sitúa al juguete de Cuban en la 6ª posición del Wild West con 29 victorias y 26 derrotas a la llegada del All Star Weekend.
La nueva pirueta competitiva del druida le coloca como uno de los favoritos para darle un hermanito al galardón de Coach Of The Year que descansa sobre su chimenea desde 2002. El riesgo fue siempre apostar contra la maestría de Carlisle...