Grata sorpresa la que me llevé ayer apostando a este joven argentino. Si bien no me sorprendió su victoria como tal (nos llevó al verde), sí me chocó la serenidad con la que jugó todo el encuentro. Pese a no tener cobertura televisiva, seguí el partido a través de la app de ITF y concluyó el partido con unos porcentajes superiores al 70% en puntos ganados tanto de primer como de segundo saque.

Se dejó llevar en el segundo set unos minutos pero en el tercero volvió a su solidez inicial. Se avanzó con un 3-0 en el set definitivo y su rival no fue capaz de dar la vuelta al marcador. En definitiva, sensaciones muy positivas las que me transmitió el joven Busleiman.

Se enfrenta a un compatriota que, a sus 27 años, sigue en el circuito ITF. Llegó a colocarse en el puesto 300 aproximadamente hace 3 años, pero desde entonces ha caído en franca decadencia y actualmente, se encuentra por debajo del puesto 1000 en el ranking. Además, a lo largo del año ha conseguido mejores resultados en el circuito de dobles que en el individual, lo que resume su actual estado de forma de manea bastante objetiva.

En definitiva, dos tenistas con trayectorias diferentes: uno de ellos con aspiraciones altas y pensando en llegar a hacer algo grande, y otro tenista veterano cuyas metas se rebajan a medida que pasa el tiempo.