Stake 3,5.

Antes de nada voy a dar unas pinceladas estadísticas y después me voy a lo que para mí es el meollo de la cuestión. En primer lugar decir que en el único precedente cercano, en el Inglaterra – Escocia de agosto de 2013, se vieron 4 amarillas. Walker, Walcott y Lampard por parte inglesa, y Snodgrass por Escocia.

Por otro lado tenemos los partidos que han disputado ambas selecciones de fase de clasificación, partidos todos ellos disputados tras el Mundial. En los partidos de Inglaterra, tenemos que ante Eslovenia se mostraron 5 amarillas, ante Estonia 4 amarillas y 1 roja, ante San Marino 3 amarillas y ante Suiza 2.
Por su parte, en los partidos de Escocia tuvimos 6 amarillas ante Irlanda, 3 ante Polonia, 4 ante Georgia, y 5 amarillas y 1 roja ante Alemania.

Vemos que para ser partidos internacionales, en los que las medias suelen bajar, no son malos datos.

Ahora vamos con el árbitro, el sueco Eriksson. En sus últimos partidos de selecciones ha mostrado 4 amarillas en el Rumanía – Irlanda del Norte; 1 amarilla en el Turquía – R. Checa; 5 amarillas en el Argentina – Suiza del Mundial, 3 en el Brasil – Camerún y 2 en el Ghana – USA, estos 2 también del Mundial. Yendo más lejos, 4 amarillas en un Uruguay – Jordania, 6 en un Ucrania – Polonia, 4 amarilla y 1 roja en un Italia – R. Checa, 6 en un Irak s20 – Uruguay s20, 3 en un España s20 – Francia s20, 3 amarilla y 1 roja en un Chile s20 – Egipto s20 y 6 amarillas en un Montenegro – Inglaterra.
Estos son sus partidos internacionales de 2013 y 2014. En total, 12 partidos en estos dos últimos años, de los cuales en 8 habríamos tenido un verde, en 2 un nulo, y 2 rojos.

Si nos vamos a Champions, hay que retroceder 18 partidos, hasta un Ajax – Madrid de 2012, para encontrar un partido en el que estuviera por debajo de la línea de 3 tarjetas propuesta. Sí que ha tenido desde entonces varios partidos de 3 amarillas, pero por debajo, ya digo que hay que remontarse 18 partidos.

Dicho esto, y teniendo en cuenta que los datos estadísticos de ambas selecciones son correctos, y que los del árbitro a mí me gustan bastante, lo que más me llama del partido es el carácter simbólico y extra-futbolístico que va a tener. Mañana es el primer Escocia – Inglaterra después del referéndum independentista, y aunque los jugadores puedan quizá estar menos concienciados con estos temas, ya que al fin y al cabo tienen la vida resuelta (aunque por ejemplo Andy Murray se mojó claramente a favor del “sí”, creo que es un aspecto que debe influir sí o sí.

El partido se disputará en el Celtic Park de Glasgow, que fue precisamente la ciudad en la que más partidarios hubo a favor de la independencia, con más del 55% de los votantes queriendo la independencia escocesa. Y por lo que leo no andan muy contentos por allí, no sé cuál es la situación exacta pero diría que el gobierno de Cameron no está precisamente cumpliendo todas las promesas que hizo en su campaña por el “no”.

En fin, ya sé que estos son datos más políticos que futbolísticos, pero para mí sin duda que son relevantes. Creo que le van a dar al partido un punto de tensión que no existiría de no mediar todo este asunto. No espero un partido violento, o de alto riesgo, pero sí que estoy seguro de que la selección escocesa, alentada sobre todo por el público de Glasgow, saldrá mañana con muchas ganas y que de amistoso el partido tendrá poco. A partir de ahí, pues bueno, no nos asegura un partido con entradas duras, enganchones, y demás, pero desde luego que la tensión que pienso va a existir en el ambiente puede y debe ayudar a que sea un partido más duro y disputado que si fuera un simple amistoso más.

Si además tenemos a un árbitro, que viendo sus números sobre todo en Champions, competición en la que por regla general se ven muy pocas amarillas, y también en partidos de selecciones, es tendente a sacar tarjetas… para mí la apuesta tiene value, qué duda cabe.

Recordar por último que la amarilla cuenta como 1 tarjeta y la roja como 2, si viésemos una roja tendríamos como poco el nulo casi garantizado.